Equipo

ALETAS BOTELLA BRUJULA CHALECO CONSOLA
CUCHILLO BOTINES GLOBO GUANTES LASTRE
LINTERNA MANOMETRO MASCARA ORDENADOR PROFUNDIMETRO
REGULADOR RELOJ TABAS DESCOM. TERMOMETRO TRAJE
TUBO

El equipo de buceo se compone de un buen número de elementos, de importancia desigual. Algunos son imprescindibles para la práctica del buceo, mientras que otros no lo son, si bien todos los que a continuación se recogen son, a mi juicio, útiles y su uso aconsejable.

Deben tratarse cuidadosamente, pues de ellos depende la seguridad del buceador, y no olvidar enjuagarlos siempre con agua dulce tras una inmersión. Hay que tener en cuenta que algunos necesitan, además, atenciones especiales.

barco buceo

ALETAS (arriba)

Su finalidad es aprovechar al máximo el impulso de las piernas del buceador en el agua, disminuyendo el esfuerzo necesario para desplazarse en ella y aumentando la velocidad.

Según la longitud, anchura y rigidez de la pala, las canalizaciones en la misma y la estructura de su nervadura, una aleta primará la velocidad o la facilidad de movimiento. Simplificando podemos decir que cuanto más larga y flexible sea la aleta, más veloz será el desplazamiento, pero también exigirá un mayor esfuerzo del buceador. Si la aleta es más corta y rígida, dará menos velocidad, pero costará menos moverla. Salvando las distancias, podríamos compararlo con los desarrollos de una bicicleta: los que más velocidad dan, son más difíciles de mover.

Existen aletas de talón cubierto (tipo zapatilla) y de talón abierto, que se ajustan mediante una correa.

BOTELLA (arriba)

Es una de las partes de la escafandra, junto con el regulador, y consiste en un depósito cilíndrico, fabricado en acero (lo más corriente aquí) o aluminio, dónde se almacena, comprimido, el aire que el buceador respirará durante la inmersión.

Pese a que en la botella puede almacenarse no solo aire, sino también otras mezclas de gases o incluso oxígeno puro (en botellas especiales), en este apartado me refiero solamente al buceo con aire, que es lo más habitual, por el momento. En la botella, el aire se puede comprimir a una presión de hasta 300 atmósferas, siendo en nuestro país lo más común hacerlo a 200 At. Con este dato y teniendo en cuenta que las capacidades más usuales son 10, 12, 15 o 18 litros, una sencilla multiplicación nos indica que en una botella pueden almacenarse 2000, 2400, 3000 o 3600 litros de aire a presión atmosférica, respectivamente. E incluso, quienes llevan dos botellas (lo que se denomina un bi-botella, en la actualidad bastante en desuso, aunque quienes lo usan dicen que proporciona mayor estabilidad) de 10 o 12 litros de capacidad cada una, pueden disfrutar de 4000 o 4800 litros.

Aunque pueda parecer mucho aire, al respirarlo a una presión elevada (mayor cuanta más profundidad), su consumo es mucho mayor que en superficie, y acaba resultando escaso. Es por eso que, aunque muchos preferiríamos llevar botellas más pequeñas (una de 18 litros pesa más de 20 Kg. fuera del agua), no es posible, salvo que se tenga un gran control de la respiración. En un futuro próximo, el buceo con mezcla de gases puede solucionar este problema. En un principio se utilizaban botellas con reserva, a fin de no quedarse sin aire de forma repentina, pero debido a los problemas que presentaban y a la evolución de la técnica, actualmente no se suelen utilizar, y el control del aire que resta en la botella se realiza mediante el manómetro.

La botella se abre y cierra manualmente mediante un grifo, provisto en su punto de conexión con el primer cuerpo del regulador de una junta de material elástico, llamada junta tórica, para garantizar su estanqueidad. Son recomendables las de grifería doble (llevan dos grifos), pues permiten acoplar dos reguladores.

Como cuidado especial, la botella debe ser llevada a revisar y contrastar cada tres años.

BRÚJULA (arribba)

Es sobradamente sabido que la brújula es un aparato que indica la situación del norte magnético mediante una aguja imantada y sirve para orientarse, y ello es igual en la superficie que bajo el agua.

Si bien no tiene la importancia de otros componentes del equipo, sí que es muy útil en toda situación, y su uso puede hacerse imprescindible cuando la visibilidad es baja e impide tomar referencias visuales, como por ejemplo buceando en aguas turbias o en inmersiones nocturnas, si bien su correcta utilización es más complicada de lo que pudiera parecer a primera vista.

CHALECO (arriba)

El chaleco hidrostático, chaleco compensador o, coloquialmente, "jacket", es el elemento que permite al buceador conseguir una flotabilidad neutra bajo el agua (es decir, hace que no se hunda ni ascienda). Básicamente es un recipiente que se puede hinchar y vaciar de aire a voluntad y según las necesidades del buceador.

Si bien el primero fue el cerrado o "de collarín", en la actualidad se ha impuesto, por sus ventajas, el denominado abierto o "jacket". Mientras que el primero se introducía por la cabeza, el segundo es más parecido a lo que la palabra chaleco nos sugiere, y permite la sujeción al mismo de la botella, así como el transporte, en sus bolsillos y enganches, de accesorios como las tablas de descompresión, la linterna, el globo, etc...

Además de la posibilidad de ser inflado con la boca, de que disponen todos los chalecos, el de collarín dispone de un botellín de aire o gas carbónico para su inflado, mientras que en el "jacket" existe una toma para un tubo o latiguillo que se conecta a la botella y permite su hinchado a partir del aire de ésta (lo que se conoce como "direct system").

En todo caso, y sea del tipo que fuere, el chaleco debe disponer siempre de un tubo de vaciado manual (que suele ser el mismo que se utiliza para el inflado, y se acostumbra a denominar tráquea, por sus estrías), una o más válvulas de vaciado rápido y una de seguridad para evitar la explosión por sobreinflado.

Ya se ha dicho que la función principal del chaleco es la de proporcionar una flotabilidad neutra al buceador, y su utilización es similar a las que los peces hacen de su vejiga natatoria, es decir, si ve que a una determinada profundidad se hunde, lo hinchará ligeramente, en caso contrario, si asciende, lo vaciará, hasta encontrar el punto ideal. Además también sirve, a modo de flotador, para mantenerse en superficie sin hundirse. Si se utiliza para el ascenso, cosa que yo no recomendaría salvo en caso de necesidad, debe hacerse con mucha precaución, pues el incremento de volumen que experimentará el aire en su interior al ascender puede jugarnos una mala pasada.

CÓNSOLA (arriba)

Más que un componente del equipo, la cónsola es un receptáculo, normalmente de forma rectangular, dónde se colocan de forma integrada varios de dichos componentes, como el manómetro, el profundímetro, la brújula, el termómetro, el reloj o el ordenador.

La mayoría de las cónsolas tienen espacio para dos o tres de los instrumentos citados, ya sea todos en un mismo lado, o dos en un lado y uno en el otro, y siempre incorporan el manómetro, de forma que quedan unidas al regulador mediante el latiguillo que va conectado en una toma de alta presión (HP) de éste.

Usar o no una cónsola es cuestión de gustos, aunque yo la recomiendaría porque la encuentro muy práctica, al evitar el tener que llevar todos los instrumentos en las muñecas o antebrazos (de todas maneras, es inevitable llevar algunos).

CUCHILLO (arriba)

En el buceo, y pese a lo que su nombre sugiera, el cuchillo es más una herramienta que un arma. De hecho, hay algunos que incluso incorporan en su filo huecos que permiten utilizarlos a modo de llaves para apretar y aflojar las conexiones entre otros componentes del equipo.

Las utilidades del cuchillo son muy amplias, y van desde cortar algún hilo de pesca o red en que el buceador haya podido quedarse enganchado, hasta sacar una junta tórica rota que debe cambiarse, o golpear para hacer ruido y llamar la atención.

Se lleva en una funda que se suele colocar en la pantorrilla (aunque también hay quien se la coloca en el muslo o en la "traquea" del chaleco). En todo caso, es importante que la funda posea algún mecanismo para evitar la pérdida accidental (cosa habitual).

BOTINES (arriba)

Constituyen el "calzado" del buceador, sobre el que se colocan las aletas. Su utilidad es tanto proteger el pie de posibles golpes o rozaduras dentro del agua, como facilitar los desplazamientos fuera de ella. En este sentido, si bien existen botines flexibles o sin suela (para entendernos, como un calcetín) y de suela semirrígida, yo recomendaría estos últimos, pues a menudo, saliendo desde costa, debemos atravesar playas con piedras o zonas rocosas al entrar o salir del agua, y hacerlo con unos botines sin suela, teniendo en cuenta que llevaremos encima más de 30 Kg. de equipo, es bastante desagradable para los pies (además de destrozar los botines).

GLOBO (arriba)

El globo consiste en lo que su nombre da a entender, esto es, un recipiente impermeable que se lleva plegado y que en el momento de su uso se llena con el aire del regulador. Una vez hinchado, subirá hasta la superficie, y puede servir bien para señalar la posición del buceador (suele ser de colores llamativos), bien para ayudarlo a efectuar una parada de descompresión cogido a su cuerda, bien para izar una carga pesada.

GUANTES (arriba)

Aunque habréis visto muchas veces buceadores sin guantes por televisión, sobre todo en mares tropicales, personalmente los considero un elemento casi imprescindible, pese a que pueda resultar incómodo manipular el equipo con ellos puestos (en realidad, todo es acostumbrarse).

Los guantes protegen las manos del frío, por un lado, y de cualquier golpe o rozadura por otro (es bastante fácil apoyarse en un erizo sin darse cuenta), extremo importante si tenemos en cuenta que por efecto del agua la piel se reblandece y es más sensible.

Normalmente fabricados en neopreno, los hay de diversos grosores. Evidentemente, los más gruesos protegen más, pero también son más incómodos.

LASTRE (arriba)

Pese a su simplicidad, es una de las piezas básicas del equipo, pues permite al buceador sumergirse y mantenerse bajo el agua, venciendo el empuje que ésta efectúa hacia arriba aplicando el Principio de Arquímedes.

El lastre consiste en varias piezas de plomo, normalmente de 1 o 2 Kg. de peso cada una, que se acostumbran a colocar en un cinturón (aunque también es posible, por ejemplo, colocar alguna pieza en el chaleco). Este cinturón debe permitir su apertura rápida, para que en caso de emergencia, sea fácil deshacerse de él.

La cantidad de lastre a utilizar no es igual para todo el mundo. Si bien lo normal son entre 8 y 10 Kg., depende de múltiples factores, como la complexión de la persona, su control de la respiración, el traje y la botella que utilice o la salinidad del agua.

En todo caso, es muy importante que el buceador vaya bien lastrado, de forma que al inicio de la inmersión su flotabilidad sea negativa (es decir, que tienda a hundirse), dado que debe tenerse presente que, al finalizar la inmersión, cuando la botella esté casi vacía, su peso disminuirá de forma apreciable (aunque no lo parezca, 3000 litros de aire pesan más de 3 Kg.). Al no ser entonces su peso suficiente para vencer el empuje del agua, el buceador ascenderá hasta la superficie de forma incontrolada e imparable (salvo que cuente con algo a lo que agarrarse), lo que además de no ser muy agradable, es peligroso, sobre todo si era necesario efectuar alguna parada de descompresión.

LINTERNA (arriba)

Es imprescindible para las inmersiones nocturnas o en cuevas, y muy útil en cualquier inmersión, dado que debido a la gradual pérdida de luz y a la absorción de colores que tiene lugar al aumentar la profundidad de inmersión el uso de la linterna es el único modo de ver los colores naturales de la flora y fauna marinas. Además muchos de los habitantes del mar acostumbran a esconderse en agujeros y grutas, por lo que sin linterna es difícil verlos. Las linternas utilizadas en el buceo no presentan grandes diferencias respecto a las normales. Han de ser, evidentemente, estancas para evitar la entrada del agua, y de materiales inoxidables. Son más aconsejables las provistas de batería recargable que las que funcionan con pilas, ya que aunque su precio es mayor, es mucho menor su coste de mantenimiento. En cuanto a la potencia, cuanta más, mejor.

MANÓMETRO (arriba)

No es necesario extenderse mucho en explicar qué es un manómetro, pues todos lo conocemos: un aparato para medir la presión. En nuestro deporte mide la presión de las botellas.

Me refiero aquí al sumergible, el más importante, y no al empleado para comprobar la presión antes de la inmersión, denominado de comprobación, aunque evidentemente su funcionamiento es idéntico.

El manómetro es de vital importancia para el buceador, pues al informarle de la presión a que está sometido el aire de la botella en cada momento, le permite conocer cuánto aire resta en la misma (multiplicando el volumen de ésta por la presión), y por lo tanto si puede continuar la inmersión o debe finalizarla.

El manómetro sumergible se conecta, mediante un tubo o latiguillo, a una toma de alta presión (HP) del regulador. Normalmente, indica la presión mediante una aguja que se mueve en una esfera graduada, en la que acostumbra a marcarse en colo rojo la zona comprendida entre las 0 y las 50 atmósferas, denominada reserva.

En la actualidad, algunos ordenadores de buceo que incorporán gestión de consumo de aire, realizan también funciones de manómetro, si bien no deben utilizarse como sustitutos del mismo.

MÁSCARA (arriba)

Lo que vulgarmente se suele denominar "gafas", es una de las piezas fundamentales del equipo, ya que sin ella no podríamos ver claramente bajo el agua. La máscara interpone entre los ojos del buceador y el agua una cámara de aire que permite la visión.

La típica máscara de forma oval está ahora en desuso, y ha sido sustituida por otra, fabricada principalmente en silicona, ya sea con uno o dos cristales, en la que la nariz no se ve a través del cristal, sino que queda dentro de una especie de funda. Es en todo caso imprescindible que la nariz quede dentro de la máscara, para poder insuflar aire en la misma, pues si no el efecto de succión que se produce al descender podría dañar los ojos. También es necesario que esté rodeada de un material flexible, de forma que pueda ser pinzada desde fuera si es necesario para compensar la presión en el oído medio.

Existen máscaras a las que se pueden adaptar cristales graduados (los miopes y demás también tenemos derecho a disfrutar de la belleza del mundo submarino), y con un coste inferior al que puede suponer la graduación a medida, algunos fabricantes ofrecen toda una escala de graduaciones diferentes, con intervalos de media dioptría para elegir la que más se aproxime a la nuestra.

Los principales problemas de la máscara durante su uso son el empañado de los vidrios y la entrada de agua. Para evitar el primero, además de remedios "caseros" como el detergente para vajillas, el dentífrico o la saliva, existen líquidos anti-vaho especiales. Respecto del segundo, debe procurarse un buen ajuste entre la máscara y la cara. Si de todos modos alguna vez la máscara se inunda, no hay que preocuparse, el vaciado de la misma es una de las primeras cosas que se enseña. 

ORDENADOR (arriba)

Puede asegurarse que la aparición del ordenador ha supuesto una verdadera revolución en el buceo deportivo. El ordenador recoge mediante sus sensores una serie de datos, los procesa, y facilita al buceador de forma instantánea y fiable información que, de otro modo, debería obtener de las tablas o de sus propios conocimientos. De la información que el ordenador recoge, a veces no toda es mostrada al buceador en la pantalla del ordenador, pero sí es utilizada para realizar los cálculos.

El ordenador capta datos como la duración de la inmersión, la profundidad de la misma en cada momento e incluso la temperatura del agua, para calcular el nivel de saturación alcanzado por los tejidos del buceador en cada momento (ver sobre el tema el apartado enfermedad descompresiva). A partir de dicho cálculo, muestra cuanto tiempo podrá estar el buceador a esa profundidad sin necesidad de descompresión o, de ser ésta necesaria, qué paradas tendrá que efectuar. Es un nuevo concepto del buceo en relación con las tablas, ya que si con éstas lo importante es saber el tiempo que se lleva de inmersión, con el ordenador el protagonista es el tiempo que resta de ella.

El ordenador supone la superación de las tablas en muchos sentidos:

Tiene en cuenta el perfil completo de la inmersión, y no sólo la profundidad máxima alcanzada como hacen las tablas

Pese a todas las excelencias relatadas, que nadie se llame a engaño. El ordenador es una máquina, y por lo tanto en algún momento puede fallar, por lo que no es aconsejable depender de él de forma exclusiva.

Y precisamente por ser una máquina, es fácil de "engañar" (aunque el buceador que lo hace sólo se engaña a si mismo). Las inmersiones en dientes de sierra, con continuas subidas y bajadas, pueden desorientar al ordenador de forma que sus cálculos dejen de ser fiables. En la inmersión con ordenador el buceador debe comportarse como lo haría en cualquier otra inmersión, empezando por la cota más baja, y continuando luego gradualmente por las superiores, evitando las subidas y bajadas entre cotas muy distantes. Desgraciadamente, son numerosos los buceadores que, consciente o inconscientemente, actúan de forma incorrecta, provocando que los cálculos del ordenador sean erróneos y les conduzcan de forma inevitable al accidente de descompresión si confían en ellos. 

PROFUNDÍMETRO (arriba)

Como su nombre indica, el profundímetro indica la profundidad a la que se encuentra el buceador, dato que es importante conocer, no sólo por curiosidad, sino porque la profundidad máxima, junto con la duración de la inmersión, son los dos datos necesarios para calcular la necesidad o no de efectuar parada o paradas de descompresión, y la duración de las mismas con ayuda de las tablas. Asimismo es necesario el profundímetro para situarse en la profundidad a la que se deban efectuar las paradas de descompresión, si son necesarias. Si bien el ordenador ya realiza todas esas tareas, nunca se sabe cuando podemos vernos obligados a recurrir a los métodos tradicionales, por avería de áquel u otra causa, por lo que es muy recomendable llevarlo.

Pueden ser digitales, los más modernos y con más prestaciones, o bien capilares o mecánicos, que son los más usados. Y también algunos relojes incorporan su función. Nos indican tanto la profundidad actual como la máxima alcanzada en la inmersión, datos ambos de gran interés como se ha indicado.

REGULADOR (arriba)

Junto con la botella (y,actualmente, en que éstas no acostumbran a contar con reserva, el manómetro) forma la escafandra autónoma, de la que constituye la pieza más importante (y también es la más importante del equipo, pues es la que permite al buceador respirar).

Concretamente, la función del regulador es facilitar al buceador en cada momento el aire contenido en la botella, que se halla a alta presión para poder disponer de mayor cantidad, a presión ambiental (presión que varía en función de la profundidad, de forma que a mayor profundidad, mayor presión).

Si bien en un principio eran corrientes los reguladores bitráquea, en los que dos tubos estriados unían el primer y el segundo cuerpo, en la actualidad prácticamente no se utilizan, habiendo sido sustituidos por el monotubo. Éste se compone de dos partes o cuerpos, unidos entre sí por un tubo flexible:

  1. El primer cuerpo es metálico, se sujeta a la botella y contiene la primera etapa o cámara de alta presión. El mismo suele tener varias salidas, tanto de alta como de de baja presión (designadas como HP y LP, respectivamente) en las que se coloca el manómetro, el latiguillo de inflado directo del chaleco y, si se desea, otro segundo cuerpo auxiliar además del que a continuación describiremos, así como otros elementos. La existencia de varios tubos unidos a una pieza central hace que este sistema sea conocido como octopus (pulpo en inglés).
  2. El tubo que une el primer y el segundo cuerpo constituye la cámara de baja presión.
  3. Finalmente, el segundo cuerpo contiene la cámara de presión ambiente, en el que junto con el botón de purga y los orifios para la salida de aire, se halla la boquilla de la que el buceador toma el aire.

No hace falta remarcar la importancia del regulador, por lo que es conveniente llevar un segundo cuerpo auxiliar o, aun mejor, un segundo regulador completo (para lo que es necesario llevar dos botellas o una con dos salidas), dado que en caso de avería de la primera etapa el segundo cuerpo auxiliar no serviría de nada.

Además de la limpieza con agua dulce, es recomendable llevar a revisar el regulador una vez al año, con el fin de prevenir averías.

RELOJ (arriba)

Digital o de aguja, la única (y obvia) particularidad del reloj para la práctica del buceo es que sea sumergible e inoxidable. Puede ser analógico o digital, y mejor si cuenta con función de cronómetro, y todavía mejor si nos facilita la profundidad, pues es necesario conocer la duración de la inmersión, junto con la profundidad máxima alcanzada, para calcular la necesidad o no de efectuar parada o paradas de descompresión, y la duración de las mismas, con ayuda de las tablas. Como ya se ha dicho más arriba, si bien el ordenador ya realiza esos cálculos, y nos indica además la duración de la inmersión, es recomendable no prescindir del reloj.

Para evitar equívocos, vale la pena remarcar que cuando en un reloj sumergible se indica 30M, 50M o 100M, ello no quiere decir que con el mismo se pueda bajar a 30, 50 o 100 metros. Lo que quiere decir es que aguanta la presión del agua, en reposo, a dichas profundidades. O sea, que si alguien baja con un reloj 30M a 30 metros, se le inundará (yo personalmente lo uso 200M, y no porque piense bajar nunca a esa profundidad, ni mucho menos).

TABLAS DE DESCOMPRESIÓN (arriba)

Aunque la aparición del ordenador de buceo las ha relegado a un segundo plano, las tablas de descompresión han tenido, y aun tienen, una importancia fundamental para el buceador, por lo que conviene llevarlas encima en toda inmersión (en versión simplificada y sumergible, claro). Los procesos físicos que se producen durante la inmersión con aire comprimido, provocan una acumulación de nitrógeno en el organismo del buceador. Básicamente, las tablas nos indican cuándo dicha acumulación hace necesaria una o más paradas de descompresión, para eliminar dicho nitrógeno, y la duración de las mismas. Si bien la acumulación de nitrógeno depende de muchos factores, como la complexión física del buceador, la temperatura del agua o la actividad desarrollada durante la inmersión, las tablas de descompresión únicamente tienen en cuenta dos: la duración de la inmersión, y la profundidad máxima alcanzada. Son, por lo tanto, un estándar, establecido con suficiente margen, de forma que sus resultados sean aplicables a cualquier persona y situación, pero no está de más aumentar las precauciones en situaciones de riesgo (edad, obesidad, tabaquismo, etc.). Es posible no obstante (aunque caro) realizar tablas "a medida", previo un exahustivo examen físico del buceador.

Asimismo, para el caso de inmersiones sucesivas (se conoce como inmersión sucesiva aquella que tiene lugar entre 10 minutos y 12 horas después de la anterior), las tablas permiten tener en cuenta para la segunda inmersión el nitrógeno residual que la primera pueda haber dejado en el organismo (lo que también dependerá del tiempo transcurrido desde la misma).

Existen diferentes tablas, y cada una aplica su propio modelo de cálculo. Las más conocidas y utilizadas son las de la marina estadounidense, o U.S. Navy, y las Bülhmann.

Todas las tablas presentan el inconveniente de que, al tomar como referencia la profundidad máxima alcanzada, sin tener en cuenta el tiempo que el buceador ha permanecido a dicha profundidad (sólo cuenta el tiempo total de inmersión), tratan igual inmersiones que, por su desarrollo, pueden ser muy diferentes, y con ello la acumulación de nitrógeno provocada en el organismo del buceador. Actualmente, este inconveniente ha sido superado por el ordenador de buceo, uno de los factores que explica el éxito de éstos.

TERMÓMETRO (arriba)

Aun siendo útil, no es uno de los elementos imprescindibles para el buceo. Por ello, no es de los que acostumbran a llevar la mayoría de buceadores, además de que actualmente hay otros elementos, como el ordenador o el profundímetro que, además de la propia de cada uno, también efectúan su función, y por lo tanto nos permiten conocer la temperatura del agua.

TRAJE ISOTÉRMICO (arriba)

Si bien en climas tropicales y a poca profundidad puede prescindirse de él, en el Mar Mediterráneo el traje isotérmico es un elemento imprescindible del equipo del buceador.

La misión fundamental del traje isotérmico es, como su nombre indica, mantener la temperatura del cuerpo del buceador, limitando al máximo la pérdida de calor que se produce al introducirlo en un medio más frío como es el agua del mar. Además de ello, el traje también protege contra golpes y rozaduras.

En aguas muy frías se utiliza el traje seco, de una pieza, llamado así porque impide la entrada de agua en el mismo. Para ello, posee una válvula para la inyección de aire en el espacio que queda entre el mismo y el cuerpo del buceador, y cuenta con ajustes estancos en tobillos, muñecas y cuello, que impiden la salida del aire y la entrada del agua.

No obstante, el traje más usado en nuestro entorno es el denominado húmedo, que permite la entrada de agua, a diferencia del seco. Este tipo de traje, aunque permite la entrada de agua, limita al máximo su renovación, lo que permite al organismo calentar rápidamente y con poca pérdida de calor el agua que ha entrado inicialmente, y las pequñas cantidades que se van renovando. Los trajes que más limitan la entrada de agua reciben la denominación de semi-estancos.

El traje húmedo se fabrica en neopreno de diversos grosores, según las necesidades. A mayor grosor, mayor protección contra el frío. Lo más usual son los trajes de 5 y de 7 mm., fabricados en una o dos piezas, con capucha integrada. También existen trajes más finos (de 1 a 3 mm.) para aguas más cálidas, así como chalecos que pueden llevarse debajo del traje para aguas más frías.

Debe tenerse presente, en todo caso, que al ser el neopreno un material lleno de celdas que contienen aire, el traje modifica la flotabilidad del buceador, lo que debe tenerse en cuenta a la hora de elegir el lastre a llevar. A veces se olvida este extremo cuando se cambia de traje, lo que proporciona más de un susto, dado que la flotabilidad cambia también.

TUBO (arriba)

Permite respirar en superficie sin sacar la cabeza del agua. Es muy útil sobre todo para efectuar desplazamientos en superficie, pues permite economizar el siempre preciado aire de la botella. Conviene que la boquilla sea de silicona, que se ajusta mejor y es menos molesta, y en todo caso debe comprobarse que la misma se adapte bien a la boca, a fin de evitar lesiones. Es también una buena idea que tenga válvula de descarga, lo que facilitará la expulsión del agua antes de respirar por él.

Usando el tubo, en superficie, se suele sujetar pasándolo por debajo de la correa de la máscara, de forma que sea fácil liberarlo cuando nos vayamos a sumergir. Una vez sumergidos, lo corriente es sujetarlo bajo las correas de la funda del cuchillo, en la pantorrilla e incluso en el muslo. En todo caso, cuidado con él, es fácil de perder.

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